ciencia , cine , tv Martes, 28 octubre 2014

Un profesor de la Facultad de Psicología de la PUCP explica porqué te encanta ver películas de terror

Diego Pereira

I'm back, bitches » @algunpereira » diego@utero.pe

No te confundas, este post trata sobre la ciencia detrás de ver películas de terror y no trata sobre la ciencia detrás de meter terror. Esos son dos mundos distintos.

Yo solo estoy acá para meter terror.

Pero los dos son divertidos.

Jorge Yamamoto es docente del Departamento de Psicología de la PUCP y, en esta nota para PuntoEdu, intenta explicarnos por qué es que nos encanta sentarnos a ser asustados y cuál es la lógica detrás de eso, porque hay gente que realmente no lo entiende. Como cuando tu amigo que no come ají te dice que no tiene ningún sentido «hacer que tu comida pique». Pobre iluso. 

 

Tu cerebro está preparado para las amenazas

Vengan zombies, acá los espero. Foto: The Walking Dead / AMC

Vengan zombies, acá los espero. Foto: AMC

Dice Yamamoto que «estas películas se basan en amenazas relativamente creíbles y graves a nuestra supervivencia” y tu cerebro ha evolucionado para ser un receptor de alertas. Es un estímulo que le pone a tus neuronas. Además hay cierto morbo detrás, a un nivel primitivo es como ensayar para estar preparado en caso te ocurra lo que estás viendo.

Otro aspecto, más fisiológico, está en que estas películas generan una activación de los sistemas del stress como el simpático adrenomedular, el cual hace que se acelere el ritmo cardiaco y estés en estado de alerta para enfrentar el peligro. “Esto se debe a que los seres humanos tenemos un área del cerebro que son las neuronas espejo y cuando vemos, especialmente el sufrimiento del otro, se activan y es como si nosotros lo estuviéramos viviendo

Y lo mejor, según señala el psicólogo, es que luego de que pasa todo el susto tu cuerpo actúa como si hubieras estado en riesgo y es por eso que tu sistema nervioso genera neurotransmisores de alivio y placer. Gettin’ high on horror.

 

Qué rico escuchar un grito

Descripción gráfica de la emoción que causa el horror. Foto: Scary Movie

Scary Movie no estaba tan lejos de la realidad.

Los efectos especiales no solo van de la mano con las películas, también van de la mano con hacerte temblar como si tuvieras hipotermia. Claro, los estímulos también son visuales, pero nada como un suave movimiento entre las hojas para que se te pongan de corbata te mueras de miedo.

“Los sonidos están asociados a la supervivencia. Si escuchamos un grito, se activa nuestro sistema simpático adrenomedular, se van aumentando los vectores de miedo al cerebro, una película bien hecha puede dar miedo sin tener ningún sonido, pero con un sonido escalofriante se vuelve más terrorífico”, explica el psicólogo.

Este es un principio básico del terror y quizás por eso es que en la parte de mayor tensión todo el mundo está tan expectante al sonido que te causará pavor. Tiene sentido.

 

Nos vamos a extinguir

Pero si es una muñequita.

Pero si es una muñequita.

Otro miedo explotable, dice Yamamoto, es el miedo a desaparecer, a la extinción masiva, al monstruo, el zombie, el fantasma y los demonios que atentan contra nuestra vida y que pueden hacernos daño. Ese miedo a lo sobrenatural, a lo que no podemos controlar, es el que más asusta.

“Las diferentes culturas tienen la creencia de que los muertos siguen viviendo pero de otra forma o que pueden resucitar, por eso hay ritos para que estén tranquilos y no molesten, los guionistas explotan ese temor y los convierten en diversos seres o fantasmas”, explica el psicólogo. Asimismo, los híbridos entre bestia y humano están altamente presentes en la iconografía de culturas ancestrales, por eso encontramos las historias de hombres lobos, vampiros, etc. “Estos temores son parte de nuestra historia evolucionista, mientras algo tenga más años instalado en nuestro cerebro, más va a generar miedo”.

Y también están los asesinos en serie, los psicópatas y toda esa gente que mata sin dudar (como el amigo que disfrutaba piezando gente en la Masacre de Texas). Dice Yamamoto que en ese caso los guionistas suelen tomar de ejemplo los episodios de violencia sexual, psicológico o física sufrida en la infancia por personas que genuinamente sufren de estos transtornos. Eso hace más creíble la historia.

 

Entonces, ¿por qué consumimos terror?

El docente explica que pueden haber dos motivaciones (y felizmente ningún de ellas tiene que ver con ser un sociópata o algo similar):

(…) La primera hará que quieras averiguar qué sucede. Esto hace que el personaje principal de la historia siempre tenga que ver lo que hay detrás de la puerta. La segunda motivación, es saber dónde está el origen del miedo. Al combinar estos dos, se generará temor. “Por ejemplo en Alien, el Octavo Pasajero, al principio hay suspenso, pero una vez aparece el monstruo, no termina el suspenso, ahora se traslada a la acción de la persecución, saber dónde está”.

Puedes leer el artículo con la entrevista al profesor Yamamoto acá. Y pasa la canchita.

Diego Pereira

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